domingo, 22 de marzo de 2015

ENTRE LA CUANTIFICACION Y LA REGULARIZACION: Una manifestación clara de la omisión estatal en lo que respecta a la migración irregular a República Dominicana

I

     En el año 2012, la Oficina Nacional de Estadísticas, con el auspicio del Fondo de las Naciones Unidas para Actividades de Población y de la Unión Europea, tuvo a bien llevar a cabo la Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes a la República Dominicana (ENI-2012).

     Conforme a esta encuesta en la República Dominicana habitaban unas 524,632 personas de nacionalidad extranjera, de las cuales 430,602 se encontraban en situación migratoria irregular, ya que conforme a la Dirección General de Migración sólo 94,030 personas extranjeras contaban al momento de su realización con residencia legal en el país.

     Esta medición resulta importante de cara al tema migratorio de personas de nacionalidad haitiana a República Dominicana, porque desde los años 60 del siglo pasado se ha estado especulando, sin base alguna, sobre cuántos habitan realmente en el país, e incluso sucesivos gobiernos han manifestado la decisión de realizar un censo para determinar exactamente cuántos haitianos habitan en la República Dominicana con fines de poder determinar una política pública sobre regularización de estos extranjeros.

II

     En una entrega anterior tuve la oportunidad de señalar que el 5 de diciembre del año 1966, el entonces Presidente Joaquín Balaguer afirmaba en un discurso a la nación que unos 300,000 haitianos habían penetrado de manera irregular al país tras la caída de la dictadura. 

     A pesar de que esa cifra respecto de la cantidad de haitianos en la República Dominicana continuó repitiéndose en los años siguientes, en fecha 17 de octubre de 1969, el entonces Director General de Migración, Juan Rafael Estrella Rojas, declaraba que “cuando Migración dice que desconoce el número real de haitianos en el país actúa sensatamente” ya que a su decir “no dispone de elementos de juicio contundentes y precisos para citar cifras, y que oficialmente sólo figuraban registrados en esa dependencia unos 35 mil haitianos” (El Nacional).

     En el año 1973, otro Director General de Migración, el General retirado Cesar A. Oliva García consideraba exagerado que en el país residieran ilegalmente 200,000 haitianos (Estima “Exagerada” Cifra De los Haitianos Ilegales”.  El Caribe, 9 de mayo de 1973).

     La cantidad de haitianos en situación de ilegalidad migratoria volvió a ser tema reseñado por la prensa nacional en el año 1979. 

     El 30 de junio de ese año, el Dr. Nelson Didiez, Vice-Presidente del Centro de Refugiados Jean Henry Dunant, afirmaba que en la República Dominicana vivían unos 250,000 nacionales haitianos (El Nacional).  Por su parte, para el Secretario General de la Confederación Sindical Clasista José Gómez Cerda la cantidad de haitianos residiendo ilegalmente en el país en 1979 era de alrededor de 300,000 braceros haitianos (El Caribe, 20 agosto 1979); mientras que para el Senador Víctor Gómez Berges esa cantidad ascendía a 400,000 haitianos ilegales” (El Caribe. 13 de diciembre 1979).

     En el año 1981, el periódico El Caribe se hacía eco de un trabajo elaborado por el Secretariado Técnico de la Presidencia sobre “Participación de la Mano de Obra Haitiana en el Mercado Laboral” en el que se estimaba la cantidad de haitianos en el país en 200,000.

     Saltando en el tiempo nos encontramos, que el 18 de julio de 1997, el Lic. Danilo Díaz, Director General de Migración del primer gobierno del Presidente Leonel Fernández, señalaba que la presencia de haitianos ilegalmente residiendo en la República Dominicana era cercana a la cantidad de 500,000 (Migración cree hay cerca de 500 mil haitianos en República Dominicana.  El Siglo, 19 julio 1997); mientras que, en esos mismos días, el reformista Angel Lockward aseguraba “que la cifra está cerca del millón” y que “dentro de 30 años alcanzará más de dos millones” (El Siglo, 19 julio 1997).

     Ya en la administración del Presidente Hipólito Mejía, su Canciller Hugo Tolentino Dipp consideraba entre 500 mil y un millón la cantidad de haitianos en República Dominicana (Periódico El Siglo, 24 agosto 2000); para el Director General de Migración, general retirado Trajano Moreta Cuevas, “en el país hay más de un millón de ciudadanos haitianos” (Listín Diario, 27 octubre 2000); mientras que el Presidente del Partido Revolucionario Dominicano de entonces, Lic. Hatuey Decamps Jimenez, estimaba en un millón la presencia de haitianos en nuestro territorio (Periódico El Siglo, 1 noviembre 2000).

III

     Paralelamente a la ligereza de la cuantificación de ciudadanos haitianos habitando en República Dominicana en situación de ilegalidad migratoria, durante estas últimas cinco décadas ha estado presente en el debate público la necesidad de realizar censos que precisen su cantidad real.

     El 5 de septiembre de 1968, el periódico El Caribe titula una noticia de la siguiente
manera: “Determinarán Cantidad De Haitianos en el País”.  Daba cuenta el periodista Rafael I. Rodríguez G, de unas declaraciones del entonces Director General de Migración, Manuel De Jesús Estrada Medina, donde informaba que se iba a llevar a efecto una reunión para determinar “definitivamente” la cantidad de nacionales haitianos que residen en el país, y que los que residan ilegalmente serán devueltos a su país, con la sola excepción de los que tuvieran problemas políticos con el régimen entonces imperante en Haitì.

     Algunos días después, el 12 de septiembre de 1968, el periódico El Caribe reseñaba que el Secretario de Estado de Interior y Policía había declarado que el Presidente Joaquín Balaguer dispuso la erogación de RD14,000.00, para iniciar el censo de haitianos residentes en el país, y que a tales fines se iba a ofrecer un cursillo intensivo para unos 200 empadronadores que tendrían a su cargo la tarea.

     El anuncio de la realización de este censo generó preocupaciones por los predios del Consejo Estatal del Azúcar (CEA) de cara a la realización de la zafra azucarera que se avecinaba, ya que se consideraba que el mismo “arrojará un balance desfavorable para miles de haitianos que se dedican al corte de la caña y que viven ilegalmente en territorio dominicano”. 

     El Secretario de Estado de Interior y Policía Dr. Federico Máximo Smester, calmaba esas preocupaciones declarando que el “emporio azucarero estatal puede utilizar braceros haitianos “regularizándoles” su permanencia en territorio dominicano”, a la vez que defendió los propósitos del censo afirmando que “el gobierno se resiste a tener nacionales haitianos residiendo ilegalmente en el país” (Censo de Haitiano No Afectara al CEA. Listín Diario, 15 octubre 1968).

      Increíblemente el 14 de diciembre de 1972, el periódico El Caribe traía el siguiente titular: “Pide Censo de Haitianos”.  Esta vez, el Dr. Francisco Rodríguez Lazala, miembro de la entonces activa Comisión Nacional de Fronteras, declaraba que en el país “hay millares de nacionales del vecino país que no tienen los documentos oficiales que les autoricen a vivir aquí”.

     Algunos días después, el 19 de diciembre, el editorial del periódico El Caribe titulado “El Censo de Haitianos Ilegales”, decía: “Creemos que la idea de que se realice un censo lo más exacto posible del número de haitianos que residen ilegalmente aquí figura entre las mejores sugerencias que para la solución de este difícil problema se ha hecho.  El censo, ante todo nos libraría de tantas especulaciones alarmantes acerca del número de haitianos en nuestro país y de las maneras de que se valen para entrar; nos daría, además, un fuerte asidero para emprender –de forma civilizada y humanitaria- una labor efectiva de rescate de lo nuestro”.

     Pasan los años, y nada!.

     El 23 de septiembre de 1980, el Presidente Antonio Guzmán Fernández, anunciaba que se estaba “preparando un plan de investigación masiva para detectar los haitianos que viven ilegalmente en el país”.  Declaró asimismo el Presidente Guzmán que aunque la investigación “no tendrá carácter de censo”, si permitirá “establecer con precisión los nacionales haitianos que viven aquí en condiciones irregulares” (AG Afirma Determinarán Cifra Haitianos Ilegales.  El Caribe, 24 septiembre 1980).

     Y 20 años después de la declaración del Presidente Guzmán Fernández, el periódico El Siglo titulaba una noticia del mismo tema de la manera siguiente: “El Canciller favorece un censo de haitianos residentes en RD”.  Recogía el desaparecido diario matutino, unas declaraciones del Secretario de Relaciones Exteriores del recién instalado gobierno del Presidente Hipólito Mejía, el Dr. Hugo Tolentino Dipp, en las que señalaba que “ya es hora de un censo que determine objetivamente la realidad de la presencia haitiana en territorio dominicano dentro de un marco de respeto a los derechos humanos”.  Agregaba el entonces Canciller Tolentino Dipp: “la presencia haitiana es una carga social muy fuerte, que un país pequeño como la República Dominicana no tiene los servicios sociales suficientes como para soportar medio millón o un millón de haitianos”.

     En la segunda administración de gobierno del Presidente Leonel Fernández, el Dr. Franklin Almeyda Rancier, entonces Secretario de Estado de Interior y Policía, luego de concluir una reunión del Consejo Nacional de Migración creado por la Ley General de Migración de 2004, declaró que “el gobierno hará un censo en el más breve plazo posible para determinar la cantidad de extranjeros que residen en el país de manera legal y regularizar a los que están indocumentados” (Censo determinará status de extranjeros en el país.  Periódico Hoy, 19 julio 2005).

     Tres años después, el 10 de noviembre del año 2008, al comparecer al Desayuno del Periódico Listín Diario, el mismo Dr. Almeyda Rancier declaraba que tenían “en carpeta un plan de registro de extranjeros que incluye la realización de un censo para determinar la cantidad de extranjeros que viven en territorio dominicano”.

IV

     La Ley General de Migración del año 2004, dispuso en su artículo 151, la realización de un Plan Nacional de Regularización de  extranjeros ilegales radicados en el país.

     Pero en la República Dominicana, desde al menos 36 años atrás, se hablaba a nivel oficial de la necesidad de regularizar la situación de los ciudadanos haitianos que habitaban en nuestro territorio al margen de un status migratorio legal.

     “Estima Deben Regular su Status Haitianos Residentes en el País”.  Ese era el titular de primera plana del periódico El Caribe del 16 de julio de 1968. Bajo ese titular se recogían unas declaraciones del Director General de Migración, Manuel De Jesús Estrada Medina, en el sentido de que “los nacionales haitianos que se encuentran ilegalmente en la República Dominicana deberán regularizar su situación” y que los que no lo hicieren “serán enviados a la justicia como primer paso”.

     El 2 de junio de 1975, el tema de la regularización de haitianos ilegales en República Dominicana volvió a ser tema noticioso.  Esta vez, el Presidente del Consejo Nacional de Fronteras, el Dr. Carlos Cornielle abogaba por que las autoridades de la Dirección General de Migración “regularicen la situación de los haitianos que viven ilegalmente en el país”. “Si aquí hay 150 mil haitianos y no tienen papeles, pues para su país” aunque observó que “la medida debe aplicarse suavemente ya que las relaciones dominico-haitiano están al máximo de cordialidad y no deben romperse” (Sugiere se Regule Status Haitianos. Listín Diario, 2 junio 1975).

     La regularización de la situación migratoria de ciudadanos haitianos en nuestro país fue también tema de debate en el curso de un Congreso Iberoamericano de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social presidido por el Dr. Rafael Alburquerque en el año 1980. 

     Dicho Congreso, en el que participaron más de 200 juristas iberoamericanos, a petición del destacado abogado dominicano Dr. Ramón Antonio Veras, expresó su aspiración de que las autoridades dominicanas “adoptarán urgentemente  medidas apropiadas que regularicen la situación de los migrantes haitianos para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, en razón de que no existe actualmente ningún instrumento legal en ese sentido” (Piden Regularicen Situación Emigrantes Haitianos en RD. La Noticia, 21 julio 1980).

     10 años después, el 15 de octubre de 1990, el Presidente Joaquín Balaguer, ante las denuncias formuladas contra el país en el seno de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se vio precisado a dictar el Decreto 417-90, mediante el cual se instruía a la Dirección General de Migración a regularizar la presencia de los nacionales haitianos en el territorio dominicano, considerando esa medida como “del más alto interés para la República”.

     El siguiente año, el Presidente Balaguer al referirse a los inmigrantes haitianos en el país aseguró que “esas gentes no están felices aquí y su presencia es por necesidad y el Gobierno está consciente de eso” por tanto “les da facilidades para trabajar en construcciones y empresas particulares” (Listín Diario, 30 agosto 1991).

     A comienzos de la primera presidencia del Dr. Leonel Fernández, el Secretario de Estado de Interior y Policía, Lic. Norge Botello, frente a las críticas que le eran formuladas por la prensa haitiana al gobierno nacional por las repatriaciones dispuestas, señaló lo siguiente: “Nosotros estamos actuando en base a procedimientos legales que establecen las leyes migratorias del país.  Nadie puede alegar persecución contra nadie porque lo que estamos aplicando son las leyes.  Lo irregular sería hacernos de la vista gorda como hicieron otros gobiernos, incluso el de Balaguer, y permitir que los haitianos hagan una vida normal sin tener la documentación de lugar”.  A la vez, el entonces Secretario de Interior y Policía informó que “las actuales autoridades se proponen regularizar la presencia de los haitianos en suelo dominicano” (Se regularizará presencia aquí de los haitianos.  Periódico Hoy, 28 enero 1997).

V
                                   
     Esta cronología de eventos y noticias evidencia que durante cincuenta años se estuvo hablando de la necesidad, primero, de censar la población migrante en el país y segundo, regularizar esa población para superar el problema de la irregularidad migratoria de un número considerable de extranjeros, especialmente de nacionalidad haitiana. Sin embargo, fue mucho hablar y poco hacer. La demagogia siempre imperó sobre la sensatez y la responsabilidad. Y en esto han sido responsables todos los partidos políticos que han estado en diferentes períodos a la cabeza del gobierno nacional.

     Como hace muchos años expresaba el hoy Presidente del Tribunal Constitucional dominicano, Dr. Milton Ray Guevara, uno “de los siete pecados capitales de la sociedad dominicana consiste en dejar que los problemas hagan crisis para tratar de resolverlos o sacar provecho de los mismos”; por ello decía que el “tema haitiano no puede ser tratado partiendo de la pasión y de la emoción.  Por el contrario, la razón debe primar en su examen.  La situación de los braceros debe servir para que formulemos una política de Estado sobre la cuestión haitiana que abarque aspectos tales como: cooperación económica, científica, cultural y técnica, desarrollo común de la zona fronteriza, reforestación, migración e inmigración, salud pública y seguridad nacional”… ya que “nuestra pretendida superioridad frente a Haitì nos hace olvidar la realidad de que no podemos tomar una gran sierra y separar la parte oriental de la parte occidental de la isla” (República Dominicana y Haití: El Divorcio Imposible. Listin Diario, 7 julio 1991).

El proceso de regularización migratoria que lleva a cabo el gobierno del presidente Danilo Medina responde a varios factores: primero, ha sido demandada durante años, pero ningún gobierno se había dispuesto a lidiar con un problema tan complejo como este; segundo, la ley de migración del 15 de agosto de 2004 dispuso, como se indicó, la realización de un Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en condición migratoria irregular; y tercero, la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional dispuso que el Consejo Nacional de Migración definiera dicho plan y exhortó al Poder Ejecutivo a su implementación. De modo que este proceso de regularización migratoria es la expresión tanto de una demanda social como de disposiciones legales y jurisdiccionales. Por primera vez, pues, se está abordando una problemática sobre la que otros hablaron mucho, pero literalmente no hicieron nada!

    




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